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12 de agosto de 2014

Testigos complicaron la situación de la oficial de la Decimotercera

(territoriodigital.com) En la reconstrucción del asesinato del albañil, acompañantes de la víctima y empleados remarcaron que hubieron golpes por parte de la mujer a cargo.

La reconstrucción del crimen del albañil Carlos Guirula comenzó ayer pasadas las 18.30 dentro del albergue transitorio, donde fue reducido y esposado por efectivos de la Seccional Decimotercera y el Comando Radioeléctrico, pero también fue el inicio de la secuencia de golpes que le quitaron la vida la madrugada del sábado 19 de julio.

El procedimiento, que continuó hasta entrada la madrugada, fue desplegado por secretarios y el juez Marcelo Cardozo, además de la cobertura de los profesionales de la Secretaría de Apoyo en Investigaciones Complejas (Saic) y de Homicidios de la Policía.

De acuerdo a los siete testigos que aportaron lo que vieron y oyeron en el lugar, Guirula debió ser reducido por al menos cuatro efectivos de la Policía, y tras ser esposado recibió golpes y patadas, de un uniformado y de la oficial a cargo del patrullero de la comisaría Decimotercera.

Los abogados de los nueve policías detenidos, y de los dos liberados bajo caución, participaron de la pericia, y se aguardaba al cierre de esta edición que sus defendidos aporten su testimonio de cómo sucedió la muerte del hombre de 33 años, 1,88 metros de altura y 110 kilogramos, que se negaba a ser detenido por el incidente que inició en el pasillo del motel de Andresito y Santa Catalina por una cuenta de 104 pesos que se resistía a pagar en concepto de tres botellas pequeñas de whisky que habría bebido en compañía de una trabajadora sexual.


La reconstrucción fue iniciada por los dos amigos de Guirula, quienes estuvieron en otra habitación junto a otra prostituta. Del relato que brindaron, marcaron las habitaciones en las que se hospedaron, y cómo y por qué se inició el incidente. También señalaron el momento en que la oficial de la Decimotercera les dio la orden que se retiraran del albergue y dieran aviso que Guirula quedaría detenido. Señalaron que hubo golpes y forcejeo, y que fue uno de los uniformados, "un sujeto grandote", quien a golpes en el rostro lo redujo a Guirula. Después detallaron que no vieron nada más porque les dieron la orden que se retiraran en el Renault 19 con el que los cinco llegaron al motel.
El testimonio de una mucama fue el que coincidió con la escena violenta y mostró con precisión a quien vio atacar al albañil y en que punto del pasillo y frente de la conserjería. De esta declaración, la más perjudicada fue la oficial Lourdes T., quien siguiendo el relato le "pegó patadas en la cabeza", estando esposada la víctima, y que un grupo de cuatro policías lo tenían agarrado casi tirado en el piso.